naturaleza y matemática

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miércoles, 30 de septiembre de 2009

Sobre compartir todos tenemos algo que decir

Por: Eugenia Correa, el 23 de septiembre de 2009, 08:58 AM

Hace unas semanas en mi nick de Facebook puse la siguiente frase: "¿cómo era el mundo antes de facebook?" Recibí alrededor de 20 respuestas que iban desde “apestaba” hasta “uno no hacía esas tontas preguntas y recibía estas tontas respuestas”.
En los años 50 la forma en que hombres y mujeres veíamos el mundo se vio crucialmente transformada por la televisión. Hubo cosas buenas, por supuesto, pero también nos llevó a cenar solos con comidas congeladas, a la obesidad infantil y otros problemas. En menos de diez años la tele cambió a la sociedad para siempre. Actualmente lo mismo está sucediendo con el Internet y las redes sociales pero aún no hemos logrado vislumbrar cuáles serán las consecuencias.
En un artículo publicado en Oprah.com al respecto, el doctor Steven Stogratz, experto en ciencia de las redes comenta: “Puede ser estimulante, al menos al principio, el conectarse con amigos que hace años no veías, lo malo es que hay una creciente confusión entre nuestros vínculos débiles (gente que puede ser útil para referirnos a un buen dentista o a quien vemos de vez en cuando por cuestiones de trabajo) y nuestros vínculos más fuertes (aquellos con quienes tenemos relaciones cercanas y sentimentales)”. Al final lo que sucede es que ya no diferenciamos entre amigos genuinos y conocidos. Estamos gastando tiempo en relaciones con gente que realmente no nos importa y a la que no le importamos.
Estas rápidas conexiones afectan la forma en que reaccionamos a otras personas. En un reciente estudio cerebral, voluntarios de distintas edades y sexos mostraron que necesitan entre 4 y 6 segundos para procesar historias de cosas buenas o malas que suceden a otros. Con el Internet muchas veces no nos damos ni siquiera este tiempo para comprender cabalmente por lo que otros están pasando, es como si no fuera real. De alguna forma los estudiosos creen que esta “sobre-información” privada y sentimental nos está haciendo insensibles como lo somos ante un realityshow.
Es evidente que este es ya un proceso irreversible. Yo he tenido pláticas de horas con amigos tratando de convencerlos de que se están perdiendo la fiesta del momento por no tener twitter o facebook, ah... los pobrecitos no saben de lo que se pierden. Ahí puedes tener conversaciones que nunca terminan con gente de todo el mundo sobre cualquier tema existente, es emocionante.
¿Te sientes sola?, ¿necesitas saber que alguien te escucha?, ¿buscas la aprobación de otros? ¿quieres saber como está algún viejo amigo?, ¿con quien sale tu ex novio? En Facebook está la respuesta. ¿Te quieres enterar cómo va un partido de futbol? Twittea.
Además, estas redes son la pantalla perfecta pues podemos parecer alguien mejor de lo que somos, publicamos nuestra mejor foto, nuestros mejores chistes, y nadie debe enterarse que por la mañana te salió un grano en la nariz a menos de que sientas esa necesidad imperativa de compartirlo para acaparar la atención de todos tus contactos... En general las redes nos ayudan a relacionarnos con más seguridad, hoy por ejemplo hablo con gente con quienes en la secundaria jamás me había atrevido a hablar, siendo una adolescente insegura y ensimismada. Yo no lo voy a negar, puede ser en apariencia liberador.
En el 2008 el diccionario Webster del Nuevo Mundo en inglés incluyó una nueva palabra “oversharing” que significa algo así como “sobrecompartir”, un neologismo que se refiere a lo siguiente: “divulgar excesiva información personal, ya sea en un blog, programa o transmisión mediática, entrevista, generando reacciones que van de alarma e incomodidad a la aprobación.” Supongo esta palabra describe la verborrea por la que muchos estamos pasando, describe lo excesivo incluso lo posiblemente nocivo, pues una cosa es “compartir”, como lo es ir a una fiesta y beber y sobre compartir que es como ir a esa misma fiesta y al día siguiente no acordarte de nada de lo que pasó y tener un dolor de cabeza que te hace pensar en el suicidio…
En la universidad tenía un maestro que solía decir durante su clase “este es mi espacio y si les cuento cosas personales es porque para mi estar en clase es como estar en el diván… pero ganando dinero por hacerlo.” Creo de cierta manera que sobre compartir tiene que ver con esto… nuestra necesidad de ser escuchados. Yo por lo pronto estaré en la oficina actualizando mis nicks, mi twitter (eucorrea, en caso de que les interese seguirme) y disfrutando como niño en dulcería de sobrecompartir mientras dure la fiesta.
Tu, ¿cómo crees que las redes sociales están cambiando la forma en que nos relacionamos?

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